Desde hace un par de semanas quiero escribir sobre la pérdida. Lo haré justo hoy, cuando debería estar escribiendo sobe B. y su influencia.
La idea surgió porque acabo de perder un disco maravilloso que venía en la edición de octubre de 2003 de la revista UNCUT. Era una compilación de la música que inspiró The Joshua Tree, con I'm so lonesome I could cry de Hank Williams, This land is your land de Woody Guthrie y otras canciones y voces lindas como la de Billie Holiday o John Lee Hooker.
En realidad, no lo perdí, me lo robó la empresa DHL en la aduana. También me volaron Transmissions from the satellite heart de The Flaming Lips. Sé que lamentos de este tipo ya no caben en estos días posmo. Amazon es nuestro placebo. Un click a Back Issues sería la solución.
Pero hoy estoy hablando de la pérdida.
Quizá porque en un par de días se cumplen tres años de la muerte de mi papá, a quien están dedicados todos mis esfuerzos, mucho de mi amor, energía y pensamientos.
La pérdida de mi primo Iván Rodríguez ha sido la más despiadada. ¿Cómo pueden ocurrir una serie de eventos que parecieran perversamente calculados para acabar con la existencia de alguien? Si eso es el destino, lo aborrezco profundamente.
Pero Iván se quedó en las páginas de Tolkien que tanto lo fascinaron, se quedó en la frase "toda la vida me voy a dedicar al esgrima. Nunca lo voy a dejar". Está incluso en muchas canciones.
A veces se sienta a mi lado para ver juntos otra vez Edward Scissorhands.
domingo, abril 24, 2005
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